Nocturno con barcos

Siento pasar los barcos por dentro
de la noche. Vienen de un transitorio
distrito del invierno y van a otra interina
estación de argonautas,
                         esas rutas
quiméricas que rondan
los fascinantes puertos de la imaginación.
 
Invisibles a veces, surcan
las cóncavas comarcas de la niebla,
pertenecen a un mundo despoblado,
a alguna procelosa tradición
de vidrieras marchitas, se parecen
a la emoción que queda detrás de algunos sueños.
 
Llega hasta aquí el empuje
respiratorio de las máquinas, el empellón
del agua en las amuras,
                        y a veces
una sirena desenrosca
la disonante cinta de su melancolía
por los opacos círculos del aire.
 
La cifra de esos barcos es la mía.
Con ellos cada noche se va también mi alma.
 
(Caballero Bonald)
 

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XXV Semana Negra (II)

Hace apenas ocho días aún se estaba terminando de instalar y el recinto se veía vacío y desolado, nada que ver con la afluencia de gente que se está viendo desde que el pasado viernes a las 17:00 abriera sus puertas al público.

La presencia de público en las charlas y presentaciones de libres es notable, así como ojeando las librerías, visitando las exposiciones, comprando en el mercadillo, subiendo a las atracciones del ferial o, simplemente, comiendo o bebiendo algo. Ni la lluvia ni el frío están pudiendo con la Semana Negra.

Los que asisten estos días, seguro no tendrán la oportunidad de ver la Semana Negra como yo la vi el pasado día 2 de julio, así que aquí va la foto de uno de sus emblemas, la gran pluma estilográfica, sin nadie a su alrededor:

 

XXV Semana Negra

Puntual como cada verano llega la Semana Negra a Gijón. El 6 de julio a primera hora de la mañana la gente comenzaba a llegar al vestíbulo del hotel Husa-Chamartín, unos desde sus habitaciones y otros desde sus respectivas casas, para bajar juntos al andén donde el Tren Negro les esperaba para traerles un año más a la cita lúdico-literaria gijonesa.

En ese momento los ánimos se dividían entre la alegría por los siguientes días de libros, charlas y fiesta, y la rabia e indignación de saber que una amiga y compañera, Sanjuana Martínez, había sido detenida en México de manera ilegal.

Arranca el tren con destino a Asturias. Parece un año más. Se mezclan las conversaciones con los viejos conocidos con los saludos y presentaciones de los que vienen por primera vez. Todo transcurre según lo previsto hasta llegar a la altura de la localidad leonesa de Villablino donde una barricada en la vía hace que el tren se detenga durante largo rato. Este hecho que haría que mucha gente echara chispas y maldijese, se toma con total naturalidad dentro del Tren Negro. Los mineros están en lucha y lo importante es apoyarlos.

Una vez solventado el contratiempo, el Tren Negro sigue su camino hacia Mieres, llegando con una hora de retraso según lo previsto. Allí les esperaban el alcalde de la ciudad y la consejera de cultura del principado, la banda de gaiteros y un nutrido grupo de mineros que reciben a los autores, periodistas y demás viajeros del tren escuchando las notas de «En el pozo Maria Luisa», canción emblemática para los mineros:

 

Tras un momento como éste, se obsequió a los viajeros con una tradicional espicha y se les despide para que sigan rumbo a Gijón, donde la charanga El Ventolín los recibe con música. De allí a los hoteles, a la recepción en el Ayuntamiento y al recinto para el corte de cinta y la inauguración oficial.

Por delante quedan muchos días de fiesta y libros, de Cultura, así con mayúsculas.