Hace varias semanas que se anunció formalmente la convocatoria de una huelga general para el día 14 de noviembre. Las razones para salir a la calle y decir «Basta» nos sobran a todos.
Se está tratando de acabar con la sanidad y la educación públicas, con los derechos laborales y con el estado del bienestar (y eso por no entrar en el tema del derecho al aborto) y, pese a todo esto, todavía hay gente que justifica el no hacer huelga.
Las excusas son de lo más variadas:
– No me puedo permitir perder un día de trabajo. Por no perder unos cuantos euros están vendiendo su alma a una patronal que sólo se verá satisfecha cuando los derechos de los trabajadores hayan desaparecido por completo. Cuando en vez de trabajadores tengan esclavos sin opinión.
– La convocan los sindicatos y paso de ellos. ¿Y quién quieren que la convoque? De todos modos ya han anunciado su adhesión a la huelga diversas asociaciones de autónomos o de jueces, además de otros colectivos.
– No va a servir de nada. Lo único que no sirve de nada es quedarse en casa cruzado de brazos o mirando hacia otro lado. Y mucho menos, quejarse a diario en las redes sociales desde la comodidad de sus casas.
Estamos en un punto crítico, con una tasa de desempleo alarmante y con un empleo cada vez más inestable. Con más familias viviendo bajo el umbral de la pobreza de las que nos gustaría reconocer, con niños que no reciben una comida caliente al día, con bancos de alimentos desbordados de peticiones, …, y todavía ¿siguen pensando que no merece la pena salir a la calle?
Yo sí voy a hacer huelga y sí voy a participar en las manifestaciones. ¿Alguien más se apunta?