La vida es una sucesión de piezas que encajan unas con otras como una máquina de precisión. Cuando ese preciso engranaje gira sin complicaciones todo fluye como el agua de un río, a veces tranquilo, a ratos con sus rápidos y sus cascadas, aportando emoción y haciendo que todo sea menos monótono.
Es necesario que el engranaje esté en óptimas condiciones, que no se interpongan obstáculos entre sus piezas para que no deje de girar bruscamente y nos detenga. El objetivo es llegar a la meta. Quedarse a medio camino hará que nos perdamos demasiadas cosas.