Hay un momento, justo cuando el sol empieza a esconderse y aparece la noche, en que caminar por la playa se vuelve mágico. Apenas hay nadie, salvo uno mismo y sus pensamientos. Ese momento en que puedes escuchar tus pensamientos y discutir con ellos cuando se empeñan en contradecir lo que dice el corazón.
¿Hay un momento con más poesía que esa hora en que el cielo se vuelve rojizo?