En un mundo donde cada vez las cosas son más efímeras y breves, no puedo dejar de sorprenderme cuando me encuentro con las magníficas obras que el paso del tiempo nos deja.
Un ejemplo de esas obras es la Cuevona de Cuevas en el concejo de Ribadesella (Asturias). Cuando vas por la carretera camino del pueblo de Cuevas (o Cuevas del Agua) todo lo que ves a tu alrededor es un paisaje más de la Asturias rural. De repente te encuentras con lo que parece un túnel más de los muchos que hay en una tierra montañosa como ésta, y sin embargo estás dentro de una magnífica cueva.
Allí dentro y, pese a la acción del hombre, uno no puede dejar de sentirse pequeño e insignificante. Es muy rara la sensación de saber que esa cueva estaba allí mucho antes de que uno existiese y seguirá allí mucho después de que uno ya no esté. Y, sin embargo, o quizás por eso no puedo dejar de admirar lo que veo a mi alrededor. Las formas caprichosas que el paso del tiempo ha creado.
Al otro lado de la cueva, vuelve el paisaje rural, como si acabases de despertar de un sueño.
Hermosas fotos como siempre, Marta!!
Muchas gracias