Llega el otoño y con él las aceras llenas de hojas caídas. Los días se hacen muy cortos y la noche llega a hacernos compañía demasiado pronto. Los colores y la luz cambian y convierten lo que nos rodea en un mundo diferente, aunque sea el mismo.
Todo es diferente, incluso nosotros mismos, por más que nos empeñemos en seguir siendo los de ayer, aunque ayer ya no volverá jamás.