Puertas

A lo largo de nuestra vida nos vamos marcando objetivos y ponemos todos los medios para conseguirlos. Sin embargo, en muchas ocasiones sólo miramos hacia adelante y dejamos pasar otras muchas oportunidades a lo largo del camino por no mirar a los lados.

¿Hacemos lo correcto?¿Deberíamos ampliar nuestra visión y, con ello, nuestra perspectiva? No siempre lo que está al final del camino es lo mejor, o lo que más nos conviene. Tenemos que aprender a mirar a ambos lados para disfrutar de todo lo que la vida nos pone al alcance.

El paso del tiempo

En un mundo donde cada vez las cosas son más efímeras y breves, no puedo dejar de sorprenderme cuando me encuentro con las magníficas obras que el paso del tiempo nos deja.

Un ejemplo de esas obras es la Cuevona de Cuevas en el concejo de Ribadesella (Asturias). Cuando vas por la carretera camino del pueblo de Cuevas (o Cuevas del Agua) todo lo que ves a tu alrededor es un paisaje más de la Asturias rural. De repente te encuentras con lo que parece un túnel más de los muchos que hay en una tierra montañosa como ésta, y sin embargo estás dentro de una magnífica cueva.

Allí dentro y, pese a la acción del hombre, uno no puede dejar de sentirse pequeño e insignificante. Es muy rara la sensación de saber que esa cueva estaba allí mucho antes de que uno existiese y seguirá allí mucho después de que uno ya no esté. Y, sin embargo, o quizás por eso no puedo dejar de admirar lo que veo a mi alrededor. Las formas caprichosas que el paso del tiempo ha creado.

Al otro lado de la cueva, vuelve el paisaje rural, como si acabases de despertar de un sueño.

El «otro» fútbol

Ahora que estamos en plena celebración de la Eurocopa, no está de más recordar que también existen otros deportes (y conste que a mi me encanta el fútbol).

Esta foto la tomé hace unos meses en el primer partido de fútbol americano al que asistí, y que seguro no será el último. La verdad es que cuesta un poco seguirlo porque no me conozco las reglas, pero por suerte para mi, llevaba al lado a un buen conocedor que me iba explicando todo.

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El Centro Niemeyer

El centenario arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (creador de la ciudad de Brasilia, mito de la arquitectura universal y único arquitecto vivo cuya obra es considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1989, siendo éste el origen de la relación del arquitecto con el Principado de Asturias.

Años más tarde, Niemeyer donó un gran proyecto al Principado. Su diseño se ha convertido en un proyecto que pretende ser uno de los referentes internacionales en la producción de contenidos culturales, un espacio asociado a la excelencia dedicado a la educación, la cultura y la paz: «una plaza abierta a todo el mundo, un lugar para la educación, la cultura y la paz«. Esta es la única obra de Oscar Niemeyer en España y, según sus propias palabras, la más importante de todas las que ha realizado en Europa.

Por esta razón el Centro llevaba el nombre de su creador, hasta que el excesivo afán de protagonismo de un grupo político que pasará a la historia por su brevedad en el cargo y por su nefasta gestión, puso todo patas arriba y sustituyeron su nombre por «Centro cultural internacional de Avilés».

Sin embargo, para los que admiramos el Centro y a su autor es, y seguirá siendo, el Centro Niemeyer.

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El museo Guggenheim

El Museo Guggenheim Bilbao es un museo de arte contemporáneo diseñado por el arquitecto canadienseFrank O. Gehry, y localizado en Bilbao (País Vasco), España. Es uno de los cinco museos de la Fundación Solomon R. Guggenheim. Fue inaugurado el 18 de octubre de 1997.

Es, sin duda, el edificio más fotografiado de Bilbao, fundamentalmente por su estructura descontructivista, que sorprende a quien no está familiarizado con este estilo arquitectónico.

Debo reconocer que desde la primera vez me fascinó y que, no importa las veces que lo vea, siempre descubro algo nuevo que fotografiar en él. Esta imagen está tomada desde la parte trasera del museo, al otro lado de la ría de Bilbao.

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Y esta otra, a cierta distancia, desde uno de los laterales:

La dignidad de los mineros

En la primavera de 1962 los mineros se levantaron contra un régimen dictatorial para reivindicar sus derechos. La primera “chispa” saltó en el pozo Nicolasa (Mieres), pero pudo haber sido en cualquier otro. Los mineros asturianos dieron el primer paso y les siguieron muchos otros trabajadores a lo largo y ancho de toda España.

Hoy, 50 años después, los mineros vuelven a estar en pie, movilizándose para defender lo que es suyo. Una decisión unilateral y arbitraria de un gobierno prepotente, soberbio e incapaz, que en su afán de recortar cualquier cosa que pueda beneficiar a los trabajadores, ha decidido terminar con las ayudas al carbón de un día para otro y no de manera paulatina como recomendaba la Unión Europea.

Podría parecer paradójico que el mismo Gobierno que baila al son que Europa le impone, se salte a la torera esas recomendaciones, pero en el fondo no lo es. Hay que decidir a quien se da dinero, a veces en cantidades obscenas, y los ganadores siempre son los mismos: bancos, banqueros, empresarios, iglesia. Se recorta en educación, en sanidad, en ayudas a la dependencia, mientras se rescatan bancos y se impide que la Iglesia pague el IBI. ¿Y qué hacemos? Sentarnos en casa y quejarnos en las redes sociales o con los amigos, pero sin hacer mucho ruido, no vaya a ser que nos cansemos.

Me crié en las cuencas mineras. Soy descendiente de mineros y mi infancia también se vio salpicada por las huelgas, por la lucha para defender los derechos, para mi nada de esto es ajeno ni lejano y ver a los mineros hoy en Madrid, plantando cara y dejando muy claro que no se van a dejar pisar me llenó de orgullo, me confirmó que mi gente sigue teniendo la dignidad que falta a la mayoría, que se quejan desde sus vidas pequeñoburguesas. Pero los mineros no, si hay que plantar cara, se planta. No importan las consecuencias. Hace 50 años muchos acabaron en la cárcel pero eso no les frenó, igual que hoy no les frenaron las pelotas de goma de los antidisturbios.

El Peine del Viento XV

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El Peine del Viento XV es un conjunto de esculturas de Eduardo Chillida sobre una obra arquitectónica del arquitecto vasco Luis Peña Ganchegui, siendo probablemente su obra más importante y conocida.

Se encuentra situado en un extremo de la bahía de La Concha, al final de la Playa de Ondarreta, en San Sebastián, País Vasco. Está compuesto por tres esculturas de acero, incrustadas en unas rocas que dan al mar Cantábrico, cuyas olas las azotan.

Los que estamos acostumbrados a disfrutar el choque entre el mar Cantábrico y la costa no siempre somos capaces de apreciar su fuerza real. Afortunadamente, en esa pequeña esquina de San Sebastián, las paredes nos lo muestran en todo su esplendor.