Los edificios en ruinas tienen un encanto especial. Podría pasarme horas dentro (de hecho lo hago), buscando rincones y detalles para fotografiar. De hecho, mirarlos a través del visor me enseñó a disfrutarlos, a ver en ellos la misma belleza que en una flor o una puesta de sol.
Me encanta pensar en cuántas historias encierran, cuántos sueños, cuántas ilusiones, cuántas decepciones… cuánta vida, en general.