Máscaras

A lo largo de nuestra vida nos ponemos distintas máscaras. La que mostramos a los nuestros, la que mostramos en el trabajo, la que mostramos a los amigos, la que mostramos a los conocidos… Luego está la cara real que se esconde tras esas máscaras, la cara que sólo conocemos nosotros.

Ponerse máscaras no es malo, es como ponerse diferente ropa según la ocasión. Lo importante es que esas máscaras sean lo bastante translúcidas como para dejar ver la cara que está debajo. Lo malo son las máscaras opacas, las que ocultan la verdad.

Las personas que no tienen nada que ocultar sólo usan máscaras transparentes. El resto no me interesan.

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El camino a seguir

Tomar decisiones es parte de nuestra vida. Desde niños las tomamos aunque no siempre seamos conscientes de ello. El sabor del helado, la ropa que nos ponemos o el libro que vamos a leer los decidimos muchas veces sin ni siquiera pararnos a pensar y sin ser conscientes de que somos capaces de tomar decisiones.

El problema surge cuando esas decisiones implican cambios drásticos o nuevos comienzos. En ese momento sentimos todo el peso de dejar atrás etapas. Nos asusta equivocarnos, nos asusta lo desconocido.

Pero para poder continuar viviendo hay que tomar decisiones. La vida nos ofrece muchos caminos y decidir cuál seguir es siempre una aventura. A veces termina bien, otras no tanto, pero de todas podemos sacar una experiencia que nos ayude a tomar la siguiente decisión. El siguiente paso en el camino que debemos seguir.

El otoño

Llega el otoño y con él las aceras llenas de hojas caídas. Los días se hacen muy cortos y la noche llega a hacernos compañía demasiado pronto. Los colores y la luz cambian y convierten lo que nos rodea en un mundo diferente, aunque sea el mismo.

Todo es diferente, incluso nosotros mismos, por más que nos empeñemos en seguir siendo los de ayer, aunque ayer ya no volverá jamás.

 

Testigos silenciosos

Están en todos los parques y en todas las plazas. La mayor parte del tiempo nadie repara en ellas, pero allí están. Son fieles testigos de amores y desamores, de penas y alegrías, de secretos inconfesables. Son testigos de historias que jamás desvelarán a nadie. Los encierran dentro de sus duros cuerpos y los atesoran para siempre.

Ni siquiera los pájaros que son los únicos que se fijan en ellas son capaces de arrancarles lo que saben. Es suyo. Es su forma de tener una vida, aunque no sea propia.

Avanzar

No importa lo duro que sea el camino. No importa lo que haya que dejar atrás. Lo importante es seguir avanzando, mirar hacia el futuro sin volver la mirada a lo que ya no volverá a ser.

Ahí delante hay un mundo por descubrir que, muchas veces será hostil, seguro, pero muchas otras será maravilloso y habrá valido la pena.

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Ruinas

Los edificios en ruinas tienen un encanto especial. Podría pasarme horas dentro (de hecho lo hago), buscando rincones y detalles para fotografiar. De hecho, mirarlos a través del visor me enseñó a disfrutarlos, a ver en ellos la misma belleza que en una flor o una puesta de sol.

Me encanta pensar en cuántas historias encierran, cuántos sueños, cuántas ilusiones, cuántas decepciones… cuánta vida, en general.

Esperanza

Aunque muchas veces todo se vea negro y parezca que no hay salida, la vida siempre te da un respiro, una pequeña ventana que te muestra que más allá hay otro mundo. Un mundo en el que habrá obstáculos, que no será perfecto, pero que está allí esperando por ti.

Es importante siempre buscar esa ventana abierta a la esperanza, por pequeña que sea, por imperceptible que parezca.

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La noria

A veces creo que la vida es como una gigantesca noria que gira y gira sin descanso. Tan pronto nos sube a lo más alto como nos desciendo a lo más profundo, aunque la mayor parte del tiempo estamos en ese término medio que llamamos tranquilidad.

Con los años he aprendido a disfrutar de esos momentos de paz y sosiego que preceden a las subidas y bajadas.

XXV Semana Negra (II)

Hace apenas ocho días aún se estaba terminando de instalar y el recinto se veía vacío y desolado, nada que ver con la afluencia de gente que se está viendo desde que el pasado viernes a las 17:00 abriera sus puertas al público.

La presencia de público en las charlas y presentaciones de libres es notable, así como ojeando las librerías, visitando las exposiciones, comprando en el mercadillo, subiendo a las atracciones del ferial o, simplemente, comiendo o bebiendo algo. Ni la lluvia ni el frío están pudiendo con la Semana Negra.

Los que asisten estos días, seguro no tendrán la oportunidad de ver la Semana Negra como yo la vi el pasado día 2 de julio, así que aquí va la foto de uno de sus emblemas, la gran pluma estilográfica, sin nadie a su alrededor:

 

XXV Semana Negra

Puntual como cada verano llega la Semana Negra a Gijón. El 6 de julio a primera hora de la mañana la gente comenzaba a llegar al vestíbulo del hotel Husa-Chamartín, unos desde sus habitaciones y otros desde sus respectivas casas, para bajar juntos al andén donde el Tren Negro les esperaba para traerles un año más a la cita lúdico-literaria gijonesa.

En ese momento los ánimos se dividían entre la alegría por los siguientes días de libros, charlas y fiesta, y la rabia e indignación de saber que una amiga y compañera, Sanjuana Martínez, había sido detenida en México de manera ilegal.

Arranca el tren con destino a Asturias. Parece un año más. Se mezclan las conversaciones con los viejos conocidos con los saludos y presentaciones de los que vienen por primera vez. Todo transcurre según lo previsto hasta llegar a la altura de la localidad leonesa de Villablino donde una barricada en la vía hace que el tren se detenga durante largo rato. Este hecho que haría que mucha gente echara chispas y maldijese, se toma con total naturalidad dentro del Tren Negro. Los mineros están en lucha y lo importante es apoyarlos.

Una vez solventado el contratiempo, el Tren Negro sigue su camino hacia Mieres, llegando con una hora de retraso según lo previsto. Allí les esperaban el alcalde de la ciudad y la consejera de cultura del principado, la banda de gaiteros y un nutrido grupo de mineros que reciben a los autores, periodistas y demás viajeros del tren escuchando las notas de «En el pozo Maria Luisa», canción emblemática para los mineros:

 

Tras un momento como éste, se obsequió a los viajeros con una tradicional espicha y se les despide para que sigan rumbo a Gijón, donde la charanga El Ventolín los recibe con música. De allí a los hoteles, a la recepción en el Ayuntamiento y al recinto para el corte de cinta y la inauguración oficial.

Por delante quedan muchos días de fiesta y libros, de Cultura, así con mayúsculas.